Oda a las virtudes muertas.
Carta 21/05/2023
· Cafè Sabart.
· 13 de noviembre de 2024.
· https://cafesabart.com/202411132351/oda-a-las-virtudes-muertas/
Esta cuenta ha recibido mucho odio en lo tuitero y en lo personal, pero ¿sabéis qué?
Lo peor con diferencia ha venido de catalanes.
Sí.
Ni salvajes de vox, ni nazis colados en Podemos y partidos satélite, ni siquiera algunos muy "cariñosos" vinculados a Servicios Sociales.
Lo peor ha venido de supuestos catalanes de pro.
Os puedo asegurar que, con todo el odio que recibe Catalunya, lo peor lo tenemos dentro.
Ser catalán, sentirse orgulloso de la propia cultura, vivirla con alegría y corazón, defenderla y no renunciar a ella, mirarla con cariño constructivo, es un crimen.
En muchos sitios fuera, pero dentro más. Y peor.
Los hay que son capaces de vomitar tanto odio, pero tanto y a escala tan demencial, que la vergüenza e indignación que nos hacen sentir a los fieles del seny es absolutamente indescriptible.
Capaces de cualquier cosa, cruzando líneas apoyándose en falsedades manifiestas. Cualquier cosa y a cualquier nivel. Sin importar consecuencias. Odio hasta el final.
Calumnias, injurias, escarnio, maltrato psicológico severo, acoso. Eso y resto hasta completar la lista.
Todo eso propio del peor salvaje dirigido y cercado en un territorio concreto.
La peor pesadilla de una cultura.
La oda final a unas virtudes que como pueblo ya parecen condenadas. Por los mismos suyos.
Y sí, lo escribo en castellano.
Porque la situación es tan grave que hacerlo en catalán no tiene recorrido.
Ya no hay reacción, ya no hay respuesta. Ya no hay opción.
Creedme que para alguien de la tierra que la estima desde el corazón algo así es lo peor que puede ocurrirle.
Y estoy hablando de cultura, de idiosincrasia, de lo que te hace sentir orgulloso de tu historia con el mismo querer con que aprecias lo de otros en sus culturas.
Estoy hablando del querer sano de la tierra. El más sano y más respetuoso con ella y con el resto.
La situación aquí ya es insostenible. Hace mucho.
Y la única manera de intentar algo es llamar la atención sobre ello fuera.
Entre otros, porque en vuestras culturas lleváis el mismo camino.
Lo hago sin mucha esperanza, pero sí con el convencimiento que si queda una sola opción hay que intentarlo.
Esta tierra llegó a ser lo que fue por el seny. Por su convicción en que lo cabal, lo proporcionado, el criterio, el saber estar a la altura, el si té raó, té raó ("si tiene razón, tiene razón"), la contundencia firme cuando es necesaria pero siempre total y absolutamente argumentada, el escuchar en silencio y el pensar antes de hablar, el no afirmar sin tener argumentos de peso, el no sólo aceptar sino estar siempre abiertos a debate real, el ser educados en que no hay que tener miedo a mirarse en el espejo porque si algo no gusta ya tenemos indicio de por dónde empezar a arreglarlo.
Basta con ojear la lista de refranes y frases heredadas de los nuestros, está llena de referencias a estas líneas de conceptos.
Y me siento tan lejana ahora a todo eso que resulta extraño incluso contarlo.
No por mí, sino por la realidad que vivimos. Y que un día es posible que termine engullendo a quienes aún recordamos lo que nos enseñaron.
Todo aquello que necesita un aplomo cada vez mucho mayor para mantenerlo en pie.
Porque ante un salvaje, el idioma es otro.
Legal siempre, pero otro.
Porque al catalán no le temblaban las piernas si tenía que dar ese paso, el legal, pero sí estaba educado en que mediante el diálogo y la restitución debían agotarse todas las opciones.
Porque estaba educado en que tener que llegar a eso es un fracaso, individual y colectivo.
Alguien creerá que es una excusa de cobarde y débil. Al contrario, y forma parte de esa idiosincrasia desconocida del catalán.
La educación en el seny tiene en cuenta las herramientas para defenderse en la vida en constructivo. Tiene en cuenta que si alguien comete un error tiene derecho a aprender de ello y rectificar.
Eso nada tiene que ver con perdonar delitos o necedades peligrosísimas similares. Tiene que ver con la proporcionalidad, con el aceptar las consecuencias de los propios actos, el ser responsable con las consecuencias y, además, que si obra a la altura tenga derecho a aprender de lo que ha pasado. Tiene que ver con el aprendizaje, propio y ajeno.
También tiene que ver con que uno tiene derecho a defender sus derechos. Con la restitución y derecho a defenderse. Ese verbo, "defenderse", en catalán tiene también un sentido idiosincrásico. Defendre's es el derecho a luchar.
Todo ello no es paternalismo, que alguno podría querer entenderlo así. Es seny, es el saber estar a la altura y aportar en lo individual y lo común. Algo muy distinto, de hecho opuesto.
Un concepto que podría servir como foto, aunque parcialmente, sería el de no disparar antes de preguntar. Si hay que hacerlo se hace, pero donde, cuando y como sea estrictamente correcto y proporcional.
Resumiendo, una mentalidad constructiva basada en la eficiencia y el eje de la ética.
Algo que todas las culturas desarrollan dentro de su idiosincrasia en mayor o menor medida, con sus peculiaridades, con sus elementos geográficos, sociales, económicos, culturales. Todo lo que conforma una cultura.
Y sí, ocurre en todas porque si no se habrían extinguido. No habrían sobrevivido. De hecho algunas no son ya ni un museo de lo que fueron.
A nosotros nos vino del flujo constante de culturas, siempre abrazadas antaño como fuente de saber en ese espíritu constructivo, por el Mediterráneo, por los lazos con ciertos países y culturas. En fin, todo eso que ya sabemos pero tantos tienen interés en silenciar y ningunear.
Esta tierra era muy bonita.
Siempre lista para trabajar en equipo con cualquiera desde la dignidad de la responsabilidad propia.
Siempre caminando en dirección opuesta a la necedad.
Esta tierra era muy bonita.
Lo era.
Cuidad la vuestra de estas cosas.
Ojalá pongamos fin a las odas a las virtudes muertas.
Sin ellas no podemos aprender.